No indiques desde la grada lo que se tiene que hacer. Los y las escolares deben disfrutar con su participación deportiva y tomar sus propias decisiones.
2
Felicítales por su esfuerzo y actuación. Tan importante es aprender a perder como a ganar.
3
Eres el espejo en el que se reflejarán tus hijos e hijas, por ello, contribuye a establecer los cimientos para ser deportistas ejemplares dando un buen ejemplo. El protagonismo lo tienen ellas y ellos.
4
Di NO a los comportamientos de menosprecio, de violencia verbal, de discriminación por razón de sexo, de orientación sexual, de amenazas ya sean del público o de cualquier deportista o miembro del equipo.
5
Cuando finalice el evento deportivo valora que lo importante recae en la mejora personal y grupal, el proceso formativo, los valores educativos de la tarea deportiva fundamentalmente, y nunca en el resultado.
6
Haz comentarios positivos y constructivos cuando cometan errores. Recuerda que están en proceso de aprendizaje.
7
Demuestra respeto por quienes intervienen en el entorno deportivo (deportistas escolares, entrenadores y entrenadoras, árbitros y árbitras, miembros de los clubes, público…).
8
La clave para armonizar el entorno deportivo es respetar las decisiones arbitrales y animar a los y las escolares a que también lo hagan, además de jugar de acuerdo a las normas establecidas en cada disciplina deportiva
9
Favorece permanentemente el uso de este decálogo entre el resto de público y los diferentes agentes (padres y madres, juntas directivas y delegaciones…) que intervienen durante el desarrollo de la acción deportiva. Así favorecerás que la práctica y el entorno deportivo sean más beneficiosos para todos y todas.
10
Los niños y las niñas no juegan para el disfrute de la gente mayor. Tampoco juegan para ganar. Quieren divertirse y formarse a través del deporte. ¡¡¡Ayúdales!!!